martes, 7 de noviembre de 2017

La encuesta del CIS

Hoy ha alumbrado la esperada encuesta del CIS, realizada inmediatamente después del conato de referéndum del pasado 1 de Octubre en Cataluña. A primera vista, algunos resultados de la muestra –hay que tener en cuenta siempre que el trabajo se ha realizado sobre 2.500 encuestas entre más de 36.5 millones posibles, aprox. el 0.007 % del censo-, pueden resultar algo sorprendentes pero lo que, en cualquier caso, sí que escenifican es que la cuestión catalana o el llamado “desafío soberanista”, va por buen camino en lo que a algunos les toca.



Y digo esto porque, con toda franqueza, deberíamos sorprendernos que el tema catalán, que apenas si suscitaba interés 3 meses atrás para poco más del 2,5 % de la población –según siempre el CIS, claro está-, de la noche a la mañana haya pasado a convertirse en el 2º problema de los españoles, el primero para el 29 % de los encuestados. A pesar de que resultaba más que evidente desde el primer momento que dicho referéndum nunca se iba a celebrar en condiciones óptimas, podría pensarse que o bien existía un desconocimiento generalizado de la situación o ha sido la acción mediática la que ha causado verdadera mella entre la población. Por ser algo optimista, quisiera creer que tal grado de preocupación entre los ciudadanos españoles se debería a su temor por las consecuencias de esta misma acción mediática que con la inestimable colaboración de las fuerzas políticas, ha conseguido despertar lo peor de las personas y ha desatado una extraordinaria y devastadora división entre los propios ciudadanos de Cataluña y entre éstos y los del resto de España. De no ser así, francamente, cuesta mucho adivinar qué otros motivos distintos a los provocados por ese altísimo grado de crispación generado entre todas las partes, puedan tener tal grado de percepción entre la ciudadanía, más allá del que haya podido representar la puesta en escena de una alarde de iconografía nacionalista superior incluso al visible en los mejores momentos de éxitos deportivos de la selección española de fútbol o del F.C. Barcelona.


Por lo que respecta a la intención de voto, puede también sorprender algo que el PP haya incluso caído un poco desde el último sondeo, máxime la citada explosión nacionalista impulsada  desde el mismo y tratándose del partido que ha invocado siempre para sí las esencias de la  cultura tradicional española. Sin embargo, parece que la estrategia de Ciudadanos que de declararse como una fuerza de centro-izquierda en su propia página web hace apenas dos años, a posicionarse a la derecha de los populares en muchos aspectos incluida la citada cuestión catalana, ha arrastrado tras de sí a buena parte de ese ala dura de los conservadores que, desde hace tiempo, viene pidiendo una intervención mucho más virulenta sobre la autonomía de Cataluña.

En el otro lado del tablero, el PSOE casi no se mueve y es que difícilmente puede hacerlo en un sentido u otro ya que, aparte de posicionarse junto al gobierno en este caso, en realidad poco más se sabe de cuál es su estrategia para solucionar el problema. También ha bajado unas décimas en cuanto a intención de voto y es que es posible que algunos de los que apostaran nuevamente por Pedro Sánchez se sientan desilusionados por las idas y venidas del mismo, sin un rumbo claro. Por lo que respecta a Podemos, su bajada es más significativa, aunque tal es el acoso mediático generalizado al que se le está sometiendo por todos los grandes medios, al no haberse posicionado del mismo modo que el que podríamos llamar grupo oficialista: PP, PSOE y Cs, que en verdad hubiese sido presumible una caída mayor. Podemos, desde el primer momento se ha posicionado en contra de la independencia pero a favor de un referéndum legal y pactado en el que haría campaña a favor de la permanencia de Cataluña en España, mientras que los otros tres partidos se niegan en redondo a cualquier tipo de consulta en ese sentido. Dicho matiz ha sido utilizado y a la vista está que de forma certera para frenar en seco las aspiraciones de la formación morada ya de por sí severamente castigada por las artes de un sistema político y económico establecido absolutamente opuesto a moverse un ápice del mismo ante los ingentes beneficios que reporta para sus élites.

Y por sus propios errores, en especial la singular locuacidad de Pablo Iglesias que le ha situado ya a la cola de los políticos peor valorados de este país. Lo que tampoco debería tener mayor importancia ya que ese mismo puesto lo lleva ocupando Mariano Rajoy desde hace años, mientras Alberto Garzón se lleva cada temporada los honores del mejor valorado por el conjunto de la opinión pública y ya dirán ustedes dónde está el uno y donde el otro.

Lo que si en verdad resulta un éxito atronador de todos aquellos interesados en tapar las miserias del sistema es que desde que la vorágine independentista decidiera avanzar hacia adelante con todas las consecuencias, la corrupción política una de las más prolíficas en el mismo, ha quedado relegada a un segundo o tercer plano. Y ello a pesar de las recientísimas e impactantes acusaciones de la fiscal, todavía en el primer tramo del Caso Gürtel, en las que considera “abrumadoramente acreditada “, la Caja B del Partido Popular u hoy mismo las del  Comisario de Policía de la UDEF, Manuel Morocho, asegurando en la Comisión correspondiente del Congreso que “la Gürtel es corrupción en estado puro” y que hay indicios de que Rajoy percibiera sobresueldos en negro, cuestiones estas que pasan hoy por hoy  desapercibidas para una población ensimismada por las idas y venidas de Puigdemont y todo cuanto acontece en su entorno.

Eso, sin entrar en la Púnica, el caso Lezo, los Eres de Andalucía, el caso Palau, el 3 % o la herencia de los Puyol, el tan honorable presidente de la Generalitat durante tantos años y que advirtiera en su momento que si le tocaban a él, poco más que ardería Roma. Todos ellos, entre otros muchos, procesos judiciales enquistados desde hace una verdadera pila de años y que a buen seguro hubiesen dado al traste con buena parte de la actual clase política de haberse tratado de cualquier otro país de mucha más larga tradición democrática.

Y no hablemos ya del tufo que nos han acabado colando con el famoso rescate bancario, del que tanto nos prometieron que nos devolverían el dinero que entre todos arrimamos y ahora nos ha confirmado el Banco de España que aquello era una falacia, que solo han devuelto una mínima parte y los 60.000 millones restantes se los han chuleado en su mayor parte. O del escándalo de los paraísos fiscales donde tienen a buen recaudo sus fortunas un buen número de los que se envuelven de forma tan patriótica en banderas de cualquier color y en cualquier parte.

Sólo unos pequeñísimos pero ricos ejemplos de tantos y tantos hechos y acciones instigadas desde la alta política española y europea que han depauperado a las clases medias y mandado al ostracismo a las clases trabajadoras. Y lo que es peor bajo el continuo chantaje de la pérdida de la sanidad universal y las pensiones si no se acepta este nuevo modelo alumbrado por la crisis que envía a la precariedad a la mayoría y beneficia de manera ingente a las élites.

Por último y visto lo visto, no nos queda ya más que, con la más exquisita ironía, felicitar a la Audiencia Nacional que, muy al contrario que en el resto de los casos, en esta ocasión con tan suma premura ha metido en un plis plas entre rejas a tan insignes representantes del gobierno de Cataluña.

5 comentarios:

  1. La opinión popular es fácil de manipular, por eso casi siempre tenemos cortinas de humo a un lado y al otro. Creo que todo el batiburrillo de la independencia beneficia a ambas partes, que nadie se equivoque; por un lado gana adeptos en Cataluña y por el otro distrae la atención de las corruptelas del gobierno a nivel nacional.

    Pero, ¿sabes que pasa? Que es lo de siempre, si no eliges un bando, al final te quemas, te atacan los dos. No hay lugar en el mundo para la neutralidad, para las posiciones moderadas, y a este respecto Podemos ha preferido ser leal a sus ideas en lugar de adaptar el discurso según más le convenga, lo que acabará pagando de forma notoria.

    Ahora bien, a mis ojos esta formación se ha devaluado mucho. Al principio me suscitaba mucho interés y de hecho allá por el 2011 intenté empezar yo mismo una formación política con ideas similares... Les he votado siempre que he podido. Sin embargo, creo que Pablo Iglesias está haciendo una gestión muy cuestionable de la formación, una gestión que critico y que nada tiene que ver con su postura actual sobre Cataluña. A tal punto llega mi desencanto que si tuviera que votar ahora mismo en unas elecciones generales, posiblemente Podemos no sería mi primera opción.

    De Ciudadanos, nada ha de sorprendernos. Quiero decir que su filosofía política siempre ha estado clara, por mucho que antaño izasen proclamas de izquierda. Ciudadanos es el relevo del PP y acabará gobernando; no me cuesta nada ver al señor Rivera como líder de una segunda transición, esa que está en ciernes y reformará el estado español tarde o temprano.

    Volviendo al asunto catalán, yo no defiendo la independencia, aunque sí el derecho a decidir. Creo que las cosas se podrían haber hecho de otra manera, pero jamás apoyaré la división, no por querer obligar a otros a formar parte de un país, sino porque sé que entre todos tenemos más fuerza para luchar por el futuro. Al menos, si aparcamos las diferencias.

    La reforma constitucional es imprescindible a estas alturas, que el gobierno o el PSOE no lo quieran ver, esa es otra historia...

    Un saludo.

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  2. Estoy de acuerdo con lo que dice el autor del comentario anterior.

    Un saludo

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  3. En líneas generales Óscar estoy de acuerdo con lo que dices y tal como asevera también Juliana. Lo de Podemos y Pablo Iglesias sería otro tema para hablar largo y tendido. Es cierto que Pablo Iglesias, se diría que no ha asumido en la manera que hubiéramos deseado muchos su condición de líder de la formación y que su ego le pierde en muchas ocasiones. pero no es menos cierto que en la historia de nuestra joven democracia no habrá habido un partido político que se haya vilipendiado tanto de la forma en las que se ha hecho y se sigue haciendo por los medios de comunicación y eso, sin duda, debe pasar factura de alguna manera a sus máximos responsables.Y todo por pretender hacer de este mundo un sitio mejor para vivir para todos.

    Un saludo

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  4. Estando de acuerdo en " casi " todo lo que usted expone . Solo me resta decir que con lo que están haciendo tanto en Cataluña por una parte y en el resto del país por otra parte los partidos de siempre el PSOE y el PP y el apoyo / recambio del PP llamado Ciudadanos , acapare TANTO la atención en sus dos comentario y en el también extenso de Oscar Gartei , Podemos , no solo son ustedes es una inmensa mayoría de comentaristas y TODOS los medios llamados de comunicación los que están pendientes de Podemos y en especial de Pablo Iglesias , desde sus supuestos cambios de pareja hasta si dice o hace esto o aquello , al parecer a casi nadie termina de gustarle pero todos están pendientes de el , interesante ¿ porque sera ? Salud

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    1. Está claro. El caso de Cataluña se está utilizando por el sistema, además de para tapar las miserias de unos y de otros, para intentar destruir a Podemos. Como bien dice Ud. independientemente del carácter de sus líderes. De hecho Podemos ha adoptado la actitud, al menos a mi modesto modo de entender, más sensata en todo este asunto y la ha mantenido desde el primer momento. Podemos no es independentista -cosa lógica en un partido de ámbito nacional-, pero es partidario de un referéndum legal en el que haría campaña a favor de la permanencia de Cataluña en España. Y, sin embargo, menos de hijos de Satanás, se les tacha de todo. Como Ud. bien dice "por algo será" y la respuesta es también bastante clara y no es otra que movimientos políticos como éste son los que podrían poner en un brete un modelo económico tan beneficioso para las élites.

      Un saludo.

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